Cuerpos arrastrados
Diagonal publica un fragmento de la obra ’El cuello de la jirafa’ de Matarile Teatro
Imagen: Jacobo Bugarín
Cada vez que veo esta escena, cada vez que las contemplo, me pregunto cuál es mi actitud como espectadora, como alguien que observa. Y me pregunto también si soy capaz de contemplarlas con los mismos ojos de la primera vez, si soy capaz de desligarme de las sensaciones que tuve al verlas otras veces, si las comparo.
Habría que situarse ante las cosas como si fuera por primera vez, con una mirada prerracional (o, por lo menos, ser conscientes de que nunca lo hacemos). Difícil; en arte desde luego. Pero en la vida también.
¿Por qué alguien que observa puede afirmar que no hay seguridad en una forma de andar, o de vestirse, que puede haber más ternura en una forma de mirar que en una caricia? ¿Cómo se comunica todo eso? ¿Cómo se aprende? ¿Con tiempo, con referencias, con trabajo, con empeño?
La imagen no es nunca «natural». Hoy me parece que hay rigidez en ese cuello, las manos más relajadas o confiadas, la falda planchada tal vez.
Al acercarme mucho, al cerrar el plano, dejo de percibir lo que hay alrededor, el conjunto. Pero si me alejo demasiado, pierdo el contacto con lo concreto, con lo «real». Aunque, ¿qué es lo real?
Si me cuentan algo de ellas, quizás no quiera conocerlas, prefiero imaginarlas, recordarlas como si las hubiera conocido. No quisiera tener un vídeo, fotografías, su voz grabada. Y ahí está la tensión entre la curiosidad y el misterio. Y, generalmente, elijo la distancia prudencial, el alejamiento una vez más, para mantenerlas cerca.
Pero por otro lado, no se puede valorar, apreciar, querer, amar lo que no se conoce. Y yo pregunto ¿quién conoce a Mónica García, hay alguien aquí que conozca realmente a María Roja?
Lo «verdadero» no es esencial. ¿Qué más me da a mí, a ti, si María nació en un barrio de Lugo o que a Mónica le guste el godello y su sobrino la llame Momo?
¿Cuál es más real? ¿La que vemos? ¿La que han llegado a llamar María Vermella, y en ocasiones se define como actriz plástica? Yo la presiento intensamente apasionada, pero en momentos breves.
La pregunta clave, por supuesto, es ¿qué es más real: lo ocurrido, lo vivido, lo imaginado, lo creado, lo soñado?
Mónica no parece necesariamente optimista pero todavía tiene fe en algún tipo de belleza. Podría ser un personaje rescatado de un cartel de Toulouse Lautrec; la llamarían Momo la Flaca y bailaría con el gran Valentín el Deshuesado en las noches locas del Moulin Rouge. La plus belle.
Un día de julio soleado, una mujer fumando, el bullicio de las tabernas. La sensación de que va a pasar una banda.
PONENCIAS PERRAS
Entre el 1 y el 5 de marzo Matarile Teatro realizó unas jornadas por su 30 aniversario en el Teatro Principal de Santiago de Compostela. Durante cincodías maratonianos el público pudo ver sus cuatro últimos montajes (Staying Alive, Teatro Invisible, Hombres Bisagra y El Cuello de la Jirafa) y participar en las Ponencias Perras, encuentro en el gallinero del teatro que generó una batería de «apuntes irreverentes sobre la escena contemporánea».
Testigos del encuentro fueron una treintena de profesionales del teatro y los estudios escénicos; entre otras, Eduardo Pérez-Rasilla, Gena Baamonde, Etelvino Vázquez, Alfonso Becerra, Diana Mera, Roberto Leal o la propia Ana Vallés.
Esto es lo que escribió Vallés para la ocasión: «Soy consciente de que lo que me impulsa a salirme de un teatro o a cerrar un libro es producto de la esclavitud económica que padecemos y que impregna todo de miseria, de desidia y de españolez, pero como no estoy conforme con el tiempo, propongo una especie de manifiesto impertinente o intempestivo que refleje que el espectador, yo, pueda decir NO. La potencia del no es irrenunciable (indiscutible). Juntarnos para decir NO puede ser un acto subversivo. Por ejemplo: NO a la utilidad, al cutrerío, a la desidia. NO a la entrada libre en los teatros. NO a lo que nos pidan las instituciones (rendimiento, fidelización de públicos) o a lo que nos pidan festivales con temáticas dirigidas (ya sea sobre ecología y violencia de género o el aniversario Teresa de Ávila). NO al teatro educativo, no al teatro útil. NO al cinismo, al juego de trileros, a lo disfrazado de novedad. Podríamos seguir».